miércoles, 27 de febrero de 2008

ENTRE LO MORAL Y LO POLITICAMENTE CORRECTO

Hace poco veía a través de CNN el debate en Austin, Texas entre Barack Obama y Hillary Rodham Clinton. La ocasión se prestaba para conocer de cerca a ambos candidatos, sus vivencias y sus ideas. No esta demás decir que fue un debate de altura en el que la imagen del joven campeón afroamericano de Illinois salio mucho mas fortalecida y Clinton, otra vez dio la impresión de no ser tan genuina. Al día siguiente Clinton acusa a Obama de no ser el caballero que se luce en los debates, al atacarla con propaganda que sugería, provenían de la campaña de Obama. Si bien ya he dicho que E.U. no es la democracia perfecta –tampoco lo es la nuestra- nos ayuda a pensar en ese debate de ideas, en la exposición de propuestas de gobierno que incidan en la solución de los problemas y en quien es realmente el candidato. El escrutinio va desde si eres homosexual, consumes o consumiste drogas o si eres o no miembro activo de una iglesia, todos los participantes saben que al aspirar a semejantes puestos, ya no tienes vida privada. Todo el proceso de campaña se hace bajo la escrutadora mirada de la prensa, la fiscalización permanente de la sociedad civil y bajo mecanismos en que el ciudadano común conoce la verdad en los hechos, sin que los precandidatos digan: ¡se están metiendo en mi vida privada!

Otro aspecto importante es que nos ayuda a pensar en lo que es moral y lo políticamente correcto, que no siempre van de la mano ni aquí, ni allá. Para muestra un botón, imagínese, si Barack tuviera un negocio llamado Super Obama y John McCain como parte de su campaña distribuyera bonos de comida en la golpeada Nueva Orleáns, bonos que solo se pueden cambiar en Super Obama ¿Que pensarían los ciudadanos? ¿Qué le pasa a Obama, ya no es opositor de McCain? ¿Solo es politiquería y son socios de negocios o que? Aunque algunos le pueda parecer políticamente correcto el ejemplo anterior, no deja de tener un sabor amargo en boca de los ciudadanos. Otro ejemplo, si Hillary y su familia fueran dueños de una centenaria licorera, es obvio que tendría que someterse a un duro cuestionamiento en base a la moralidad y es seguro, eso pesaría grandemente en contra de su campaña. Si bien Little Rock Whiski esta posicionado en el mercado y es el preferido en el consumo del bebedor habitual, que hay del daño social colateral? ¿Le ayudaría que sus asesores insistieran que en E.U. eso no puede ser cuestionado por que es la vida privada del candidato? Llaméle lenguaje hipótetico o paralelismos, como quiera, lo cierto es que un número plural de ejemplos comparativos pueden surgir, pero sin duda mis amigos políticos conociendo los antecedentes y el resultado del caso de Bill y Mónica (1999), concluirían que no siempre lo moral es políticamente correcto.

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