lunes, 4 de febrero de 2008

Los animales son como los políticos

Según descubrieron científicos de Estados Unidos, delfines, ballenas o lobos, entre otros representantes del universo animal, "adoptan formas de politiquería extraordinariamente sutiles".

Los investigadores que analizan el comportamiento de especies gregarias y relativamente inteligentes, como los monos rhesus, los mandriles, los delfines, las ballenas espermáticas, los elefantes y los lobos, han descubierto últimamente evidencias de que esas criaturas adoptan formas de politiquería extraordinariamente sutiles, a menudo a través de amplios y extendidos entramados sociales, indica un artículo del diario La Nación. "Por ejemplo, los delfines machos se organizan en, por lo menos, tres niveles compactos de amigos y compinches, más o menos de la forma en que las sociedades humanas se construyen a partir de pequeños grupos afines para pasar a comunidades más extensas y luego aún más extensos estados naciones", comentó Richard C. Connor, de la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos. Los delfines mantienen sus alianzas a través de giros, vueltas, saltos y piruetas. Entre los elefantes, son las hembras las que llevan la política en la sangre; cultivan estrechos lazos sociales de por vida con, por lo menos, otros 100 elefantes, una tarea facilitada por su capacidad para comunicarse infrasónicamente a través de kilómetros de distancia en la sabana. Los lobos, aparentemente, intercalan en su grupo general y profundamente jerárquico ocasionales despliegues de insinuación populista, y si el jefe de una manada demuestra ser un tirano demasiado huraño, los lobos subalternos se confabularán para derrocar al líder vil. Según los científicos, allí donde los animales deben amalgamar sus capacidades y su número para convertirse en grupos sociales compactos -lo mejor para protegerse de los depredadores, defender o extender el territorio que han elegido, o conseguir un compañero o compañera para aparearse-, el escenario estará listo para la aparición de las capacidades políticas: la habilidad de complacer y aplacar, manipular e intimidad, intercambiar favores y rascar lomos o, mejor aún, arrancar de los lomos moscardones y garrapatas. Con el tiempo, podría ser que las exigencias de la vida social de un animal gregario superen a todas las otras presiones selectivas del medio ambiente, y posiblemente sirvan de incentivo predominante para la evolución de cada vez mayores cerebros que buscan captar votos, indica el artículo. Originalmente publicado por El Popular de Argentina el 4 de febrero de 2008.

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