lunes, 4 de febrero de 2008

Comenzó la pesadilla

Aún faltan 16 meses para las elecciones de 2009 y ya hemos comenzado a sufrir lo que será el largo calvario a que nos someterán los sopotocientos mil candidatos a cuanta cosa exista en cada uno de los partidos y en cada uno de los puestos de elección que se disputarán entre hoy y mayo del año próximo.
Como por arte de magia, han aparecido en estos últimos días una cantidad impresionante de letreros pidiendo el voto por cuanto pelúa hay suelto por allí buscando algún pedacito (por pequeño que sea) de poder. Aunque reconozco que puede ser por la aversión genética que siento por la grandísima mayoría de los políticos de nuestro variopinto zoológico, me ha costado trabajo reconocer a muchos de ellos.
Nuestro país, tiene una atracción patológica por la politiquería en todas sus versiones. Hace poco, un político chileno decía que en su país, con una población de 16 millones de habitantes, no llegan a 300 mil afiliados a partidos políticos. Mientras tanto en Panamá, con apenas tres millones y muy poquitos más, el solo PRD tiene más de 500 mil inscritos, lo que los hace sentir muy orgullosos de su organización, capacidad de convocatoria y otro poco de cosas que suenan muy elegantes pero que, en el fondo, no son más que la proyección de que, como agencia de empleos, puede ser una opción para muchos ciudadanos que creen que al afiliarse a una de estas "fuerzas políticas" conseguirán un sueldo por un tiempo. Un sueldo, porque aquello de conseguir un trabajo, puede ser incómodo para muchos de estos parásitos del sistema que brincan de partido en partido con tal de obtener un pedacito de papa que los "ponga a vivir" por una temporadita.
Pero entendamos que no solo estamos hablando de letreritos pidiendo votos para algún delegado perrediense. Hay algunos que han montado una campaña que nos debe poner en autos de lo que será la cantidad de dinero que se gastará en política en los próximos meses. Además, como aún el papel y las vallas no se han podido programar para no aceptar mentiras, tendremos que aguantarnos todo tipo de embustes impresos contando verdades a medias o mentiras completas.
Lo más gracioso es que, hasta ahora, aún no leí un solo letrero que utilice como argumentos la honestidad, el compromiso con el país y la intachable trayectoria pública. Cada quien ha optado por su propio método para ganar adeptos. Algunos (y algunas) han recurrido a los retoques (quirúrgicos o digitales) para impresionar a sus electores. Entre las sonrisitas inocentes (quien no los conoce que los compre), las miradas al horizonte con capa tipo supermán (con una cara de perdidos que no pueden con ella) y los ojos azules (hace cinco años alguno nos sorprendió con una mirada tipo Mel Gibson que nadie se creía), los candidatos buscan impresionar a su potencial rebaño de votantes.
Y si oímos la radio, pues los anuncios no se quedan atrás, mugen, utilizan uno solo de sus apellidos (¿será para que no los reconozcan?), nos recuerdan sus "ejecutorias" (pero no lo que nos cuestan), hablan de sus raíces,ponen a sus esposas a opinar, incluyen reaggetón, típico o eslóganes dignos de los "Versos Chuecos" del tocayo Samper y dentro de poco comenzarán los "famosos" a hablar de las maravillas que ostentan sus candidatos favoritos (quienes seguramente les pagan por recordárnoslas) y así sucesivamente.
Lo otro que tenemos que prepararnos será para ver las asociaciones más extrañas del mundo. En esto, solo puedo opinar que hace dos semanas sufrí una terrible desilusión cuando me desayuné en la portada de La Prensa con una foto de uno de los candidatos, acompañado de un tristemente célebre diputado que, en mi humilde opinión, es el vivo ejemplo de todo lo malo del sistema político de Panamá. Un tipo que confiesa un delito al haber aceptado una coima, que no devuelve el dinero y casi que exige el resto de lo que le prometieron. A quien su partido trata de quitarle la curul, pero no por corrupto sino por "sapo", mientras el Tribunal Electoral no lo permite. Luego, como su partido no lo quería, el partido contrario lo "premia" por su hazaña postulándolo nuevamente y, para terminar de deprimirnos, sus electores vuelven a elegirlo.
La explicación que he recibido de parte de algunos políticos amigos (sí, tengo amigos políticos) es que hay que buscar apoyo de quien tenga los votos aunque no nos gusten... Basado en eso, pues hay que reconocer que si el señor tiene apoyo en su circuito, entonces es "normal" hacerse de la vista gorda y abrazarse a él como si no hubiera pasado nada. El que muchos pensemos que lo adecuado sería decirle ante los micrófonos "lárgate de aquí... so pedazo de maleante" es totalmente secundario si puede aportar unos cuantos votos. O sea que, si en el futuro se necesita dinero para completar la construcción del Canal, será también aceptable acercarse al poderoso cartel de Sinaloa en México para que aporten los fondos necesarios pues, como decía Maquiavelo: "el fin justifica los medios". No olvidemos que durante la época de Escobar Gaviria en Medellín, el pueblo "lo adoraba", pues regalaba dinero a todos con tal de que no lo delataran a la DEA.
Todo indica que nos acercamos a otra campaña política donde se gastará una cantidad estúpida de dinero, que aportarán "desprendidamente" empresarios, promotores de bienes raíces, casinos, empresas mineras, destructores de manglares y constructoras sin que nos enteremos quién da qué a quién. No dudemos que abundarán todo tipo de mentiras y se ignorarán las maleanterías anteriores con tal de mendigar unos votos que les permiten alcanzar el tan preciado poder.
La honestidad, trayectoria y transparencia parece que estarán nuevamente subordinadas al clientelismo, la mentira y la adulación. A fin de cuentas, lo importante son la plata y los votos... todo lo demás, como los principios éticos y otras tonterías conexas ya se improvisarán sobre la marcha... Si es que fuera necesario... El autor Daniel R. Pichel es médico, originalmente publicado por La Prensa el 3 de febrero de 2008,
dpichel@cardiologos.com

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