lunes, 30 de junio de 2008

PUEBLO RAMPLÓN DESHONESTO

Aunque sea deprimente admitirlo, vivimos en una sociedad chabacana en que sale pus por donde uno apriete. Donde los que aspiran a cargos estatales tienen como único derrotero tornarse millonarios en cinco años de mandato; donde la gente tira basura a la calle sin remordimiento alguno; donde la modernidad es edificar masas amorfas de concreto y masacrar la ecología circundante; donde se idean proyectos urbanos para cobrar la inmoral comisión; donde el ruido de bocinas, taladros y troneras es hábito; donde la impuntualidad es cotidiana; donde nadie se interesa por la lectura o el arte; donde los diputados cobran sin asistir a la Asamblea o por dormitar durante las sesiones; donde los certificados médicos se adquieren sin examinarse; donde no se respeta la circulación de peatones; donde nadie da paso a otro conductor o bloquea su intersección; donde las reclamaciones se ejecutan cerrando avenidas o destruyendo propiedad ajena; donde los estudiantes protestan por razones contrarias al clamor de usuarios; donde los carnavales, feriados y huelgas se celebran de manera similar; donde las dirigencias gremiales interfieren con reformas urgentes para conservar su cómodo e ineficiente statu quo; donde los transportistas causan caos cuando sienten prurito escrotal; donde los empresarios sobornan o se asocian con individuos afines al mandatario para ganar licitaciones; donde se promueve la estupidez en los canales televisivos; donde los periodistas opinan según el sector que los haya coimeado; donde hay ciudadanos con más privilegios que otros; donde se crean leyes para después violarlas; donde se ganan votos repartiendo gorras y pachas. Tanto los ladrones artesanales como los rateros profesionales de los partidos tradicionales seguirán deambulando con impunidad y rostros de ternura en misas, procesiones y eventos populares. Ante la impotencia, solo nos queda recordarles que su inocente progenitora se gana la vida en la Gruta Azul. No me sorprendería, tampoco, enterarme que Varela, Vallarino o Martinelli comparten negocios con personas del gobierno actual o que sus empresas (conocidas o anónimas) son patrocinadoras clandestinas de las campañas de sus supuestos rivales.

Lo que más fastidia, sin embargo, es que los candidatos, con tal de ganar elecciones, nieguen su ideología o cambien su pasado. Una persona honrada mantiene consistencia en sus principios. Se puede rectificar y corregir errores anteriores, pero lo primero es reconocer que se han cometido y demostrar con hechos el arrepentimiento. Así como fue burlesco el comentario de Navarro sobre su pertenencia al gueto del reggae, las declaraciones de Balbina son también penosas. Le recomiendo a la camaleónica política ser coherente con su trayectoria y pensamiento. Su identificación con la izquierda es respetable y no debe avergonzarla. Su actual idilio con la derecha y coqueteo con los gringos que tanto atacó es una actitud censurable. A nadie engaña. Es una vergüenza que, por alcanzar el poder, la gente trague hasta lo que considera intragable. Además, su grito publicitario debe ser “Norieguista de Corazón” porque no tuvo ningún protagonismo durante los 13 años en que el general Torrijos ejerció su poder. Por más que se pretenda borrar la historia, para buscar el voto de jóvenes y desmemoriados, durante todo el periodo militar acontecieron desfalcos, persecuciones, torturas, desapariciones, encarcelamientos y asesinatos contra otros compatriotas. Toma tiempo cicatrizar heridas. Mis padres sufrieron la barbarie de Franco en España y crecí escuchándolos maldecir al fascista y sus secuaces. Aún, tres décadas después, proporciones guardadas, quedan huellas de la sangrienta tiranía. Si bien, existen militares panameños bonachones que se parapetaron, por miedo y obediencia castrense, a las directrices jerárquicas, los civiles que adularon al régimen lo hicieron para provecho particular. Eso aún es peor. Ahora resulta que Balbina practica la nobleza, Noriega fue hermanito de la caridad, Colamarco es patriota y el presidente de la Asamblea es un héroe. ¡No me jodan! Alguien que haya defendido o colaborado con las atrocidades no puede alardear conciencia ética y convencernos de que no actuaría igual en situaciones similares. ¿Qué se imaginan ustedes que haría un alcohólico o drogadicto, en proceso de rehabilitación, si le colocamos una botella de alcohol o un bate de marihuana al frente? Con tanta podredumbre circundante, resulta hilarante, por usar una palabra cosmética, escuchar los diferentes lemas anatómicos de los candidatos: “de corazón”, “manos limpias”, “zapatos del pueblo”, “vamos de frente”. A mi juicio, el eslogan más atinado en política criolla es el que dice “Este pueblo es PRD”. Pueblo ramplón deshonesto. (El
autor Xavier Saéz-Llorens es médico. Ver artículo completo en La Prensa, 29/06/08).

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