martes, 29 de enero de 2008

El riesgo de las campañas largas

Advertía que entre el 3 y el 10 de enero, de lo que va de este año, la clase política (oposición y pro gubernamental) podrían haberse gastado más de un millón y medio de dólares en el despegue de la campaña hacia el 2009. A mediados de esta misma semana que concluye, una investigación periodística de La Estrella de Panamá daba cuenta de más de dos millones de balboas gastados en publicidad, propaganda y proselitismo político. La investigación no incluye el costo de lo que en el día de hoy está ocurriendo, la elección de delegados del PRD, que sin duda tendrá un costo muy por encima del millón en gastos de combustibles, movilización, propaganda, papelería, etcétera.Es un hecho cierto que para bien o para mal la economía de nuestro país descansa sobre la base del sistema capitalista, por lo que no se requiere de mucho esfuerzo intelectual para poder llegar a las cifras antes mencionadas. Pero cuando contrastamos la inversión que se hace en dólares y centavos en materia política en nuestro país versus las condiciones de vida de un alto porcentaje de nuestra sociedad, nos damos cuenta, una vez más, del desequilibrio en el que vivimos. Porque recuerde que a todos estos gastos en campañas hay que sumarle el famoso subsidio electoral que el Estado le provee a los partidos políticos.En adición a lo anterior, habría que mencionar, por ejemplo, que en el caso de un partido como el PRD, que efectivamente puede jactarse de ser el primero de los grupos políticos en este país en haber democratizado (de verdad) sus mecanismos y estructuras, tanto para ser dirigente como para ser candidato a puestos de elección, sus miembros se están enterando, a medida que pasan los años, de que esa democracia interna es costosísima si se quiere ejercer o peor aún aspirar.
Creo que hay que prestarle atención a esta situación, porque justamente esas son las situaciones que crean distorsión en el sistema democrático.No se trata de que el que es adinerado tenga más oportunidades que el que no lo es, ni viceversa, de lo que se trata es de que el sistema le ofrezca garantías a todos por igual, para que lo que prevalezca sea la ponderación del votante y no el apabullamiento publicitario y propagandístico. Esto solo pudiera ser corregido si regulamos o legislamos en función de los tiempos. Si bien es cierto el Código Electoral establece que el período electoral se inicia 6 meses antes de las elecciones, no es menos cierto que en la práctica se está iniciando antes. En esta oportunidad, hacia el 2009, estamos viendo cómo la campaña está comenzando 17 meses antes y eso, para el que conoce algo de política, no lo resiste el bolsillo de ningún miembro de la sociedad que sea parte de la clase media y menos de las bases populares. Los únicos que tendrían esa capacidad de resistencia serían los acaudalados económicamente o quienes sepan qué puertas ilícitas hay que tocar para obtener una fuente de financiamiento distinta a las de sus propios recursos.¿Cuál es el peligro de tener campañas tan largas y tan costosas? En países cercanos al nuestro hemos observado cómo la intromisión de dineros del narcotráfico, por ejemplo, han dado al traste con proyectos políticos trabajados por años y hasta con gobernantes en funciones, y eso se debe a que en la mayoría de las ocasiones (no siempre) los donantes de campañas esperan una retribución, mediante favores o legislaciones, de parte del receptor de la donación, ya sea presidente, diputado o alcalde. Si eso es así la mayoría de las veces, ¿cómo será cuando es dinero del narcotráfico el que se involucra? ¿Qué tipo de favores serán los que estos señores requieren a cambio de sus donaciones?Si a lo anterior hay que prestarle atención, qué decir de la nueva modalidad de intervencionismo electoral que ha tenido el señor Hugo Chávez, de Venezuela, en campañas electorales como las de México, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y el escándalo de las maletas en Argentina. En cada uno de estos países hubo denuncias muy claras de dinero para favorecer a aquellas candidaturas afines a un cambio de sistema radicalmente opuesto al existente y eso es tan peligroso como el dinero del narcotráfico en la política.Hay que hacer un esfuerzo para que las campañas políticas en Panamá sean cortas en tiempo (en España el período electoral es de dos meses) y a la vez con el suficiente equilibrio como para que no sea el dinero el factor determinante de un resultado electoral. Tal vez así nos estaríamos vacunando contra recursos mal habidos en nuestro sistema político. El autor Edwin Cabrera es profesor y analista politico, publicado originalmente en La Estrella de Panamá (20/01/08).

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