viernes, 17 de octubre de 2008

EL PLANETA DE LOS SIMIOS

En estas últimas semanas a través de los medios se han ventilado tantas cosas, que no me queda la menor duda que estamos viviendo en el Planeta de los Simios. Aunque en 1980 el histórico filme ya era viejo (1968), a propósito de juegos de antaño, cinéfilo empedernido, en mi niñez jugaba a “the best movie moments” repitiendo los diálogos de memoria tales como “Quién rayos creo esta maldita civilización patas arriba”. Siendo fan comprendo que la historia creada por Pierre Boulle en un mundo en plena guerra fría y al borde de un cataclismo nuclear reproducía aquella ideología considerada fatalista reseñando el fin con un toque muy personal. Comprendo como intelectual que esta filosofía “end of days” era sobredimensionada por los apocalípticos y novedosos tele-predicadores evangélicos de la época. Tal escenario real encontró un momento indicado en el fiction best seller del maestro francés, sobre un planeta gobernado por simios después de que los humanos pasaron de la crisis de los misiles a la acción deliberada del hombre de destruirse a si mismo.

Si a usted no le parece bien la analogía, déjeme decirle que el mundo que horrorosamente se descubría ante Taylor era compuesto por militares (gorilas), intelectuales (chimpancés), tradicionalistas (orangutanes) y animales (el hombre como lo más bajo en la cadena evolutiva). ¿Casualidad? No, Boulle resultó ser un profundo conocedor de las bajezas y debilidades humanas las cuales retrató de cuerpo entero en su argumento. “El simio no matará al simio”, “Cuídate de la bestia hombre…”, “el hombre es instrumento de su propia destrucción”, nos recuerda toda esa falsedad del mundo en que vivimos, la hipocresía y la predestinación al mal, a hacernos daño a nosotros mismos sea mediante leyes o acciones. Tal es el caso del proyecto de ley No. 442 sobre salud sexual y reproductiva y todas sus implicaciones sexo-culturales, con el reconocimiento legal implícito y diferenciación de 5 o más géneros sexuales, incluyendo trans-sexuales. Ni hablar del militarismo ese lastre que por decisión mayoritaria de la nación nos habíamos quitado de encima, avanzando de un solo tajo 20 años. Ahora, sin haber siquiera pedido perdón por los muertos de la dictadura, con los 5 decretos ley, a los perredé se les ocurrió sacrificar democracia por supuesta seguridad, entregándonos nuevamente a manos de una gorilera ávida de acción y sangre. Vivimos en el planeta de los simios ¡Que Dios nos tome confesados! Ver artículo relacionado "SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA: EL DEBATE" en http://recursossinlimites.blogspot.com/

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