martes, 5 de agosto de 2008

TRASTORNO BIPOLAR: LOS SÍNTOMAS

Para empezar quisiera aclarar que no soy psiquiatra ni pretendo serlo, solo soy un estudioso del tema en su aspecto legal, e incluso he publicado otro artículo en ese sentido. En este, trato sobre los síntomas de la enfermedad. Independientemente a que hay un constante comentario en relación al trastorno de bipolaridad de uno de los candidatos a la presidencia de la República, el bipolar es una persona que parece normal, la diferencia estriba en las etapas cíclicas de la enfermedad, a veces es depresiva a veces es maníaca, la cual puede manifestarse como un trastorno transitorio. En este trastorno de la personalidad antes conocido como Psicosis Maniaco-Depresiva, no se puede descartar la presencia de períodos asintomáticos entre las fases críticas, que pueden ser prolongados sin medicación adecuada, y depende de cada caso en particular. Para profundizar en el aspecto clínico, según el Doctor Juan Romeu, Catedrático de psicología y psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona, los síntomas de los episodios maniacos del trastorno bipolar comprende lo siguiente: autoestima exagerada, o sensaciones de grandeza, disminución de la necesidad de dormir, ganas de hablar, mucho más de lo que es necesario, sensación de pensamiento acelerado, gran distractibilidad, pasando de una a otra cosa con facilidad, aumento de la actividad (en el trabajo, en los estudios, en la sexualidad...), conductas alocadas, implicándose la persona en actividades más o menos placenteras, pero que suponen alto riesgo (compras excesivas, indiscreciones sexuales, inversiones económicas...), euforia anormal o excesiva, irritabilidad inusual, ideas de grandeza, aumento del deseo sexual, energía excesivamente incrementada, falta de juicio, comportarse en forma inapropiada en situaciones sociales, la persona puede estar hostil y/o amenazar a los demás, olvido de las consideraciones éticas. Además nos dice que un episodio maníaco causa una gran incapacidad en las actividades habituales de la persona que lo padece. Normalmente la persona está exaltada y “fuera de razón”, y no sigue las normas adecuadas en sus conductas laborales, sociales o de estudios. Puede tener consecuencias desagradables tales como: empobrecimiento del juicio, hiperactividad improductiva, hospitalización involuntaria, problemas legales y/o económicos, conductas antiéticas (por ejemplo: disponer de dinero no propio, o apropiarse de hallazgos de otras personas), cambios inadecuados en cuanto a apariencia (indumentaria llamativa, maquillajes extraños, intentos de aumentar un aspecto más sugerente en lo sexual, etc.) e incluye actividades que demuestran actitudes desorganizadas o raras (repartir dinero, dar consejos a desconocidos con quienes se cruzan, etc.). Mi hijo en una conversación reciente me preguntó que si aún a pesar de todo eso, la persona podía lograr hacer grandes cosas. Le conteste “Si. Pero que yo sepa todos han sido personajes de triste recordación por el negativo impacto de sus vidas”. Vincent Van Gogh, extraordinario pintor que en vida nunca tuvo dinero -es ahora que sus pinturas valen millones- sus locuras lo llevaron a cortarse la oreja por un confuso amor por Paul Gauguin y después al suicidio. Adolf Hitler en su más acentuada bipolaridad (Psicoanálisis de Adolf Hitler, Robert Merle y Raymond de Sassure) llevó al mundo entero a una espantosa guerra que incluyo el exterminio de millones de judíos en los campos de concentración. Pudiera seguir dando otros ejemplos, pero se acaba el espacio y no es el objeto de este artículo (publicado en La Estrella De Panamá el 5/8/08). Ver en http://recursossinlimites.blogspot.com/ el artículo relacionado "TRASTORNO BIPOLAR Y DELITO".

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