domingo, 14 de marzo de 2010

PENA DE MUERTE POR INYECCIÓN LETAL

En relación con la aplicación de este procedimiento Cruz Videla (2000:184) nos ilustra con la siguiente explicación: El condenado que va a recibir la inyección letal, es acostado y sujetado por fuertes correajes en una camilla dentro de una cámara mortuoria separada de un ventanal que comunica con la sala en la que se ubican los testigos de la ejecución.

Al sujeto se le aplica en forma intravenosa primeramente una solución salina con el propósito de mantener las venas permeables, es decir que faciliten la corriente circulatoria.

La inyección letal se diseñó en Oklahoma en 1977 como alternativa más humana a la silla eléctrica. El departamento forense del estado y el consejo de anestesiólogos la establecieron como una serie de tres inyecciones de fármacos. La primera administra un anestésico llamado tiopental para eliminar cualquier señal de dolor. Luego se administra un agente paralizador llamado pancuronio para detener la respiración. Finalmente se inyecta cloruro de potasio, que detiene el corazón casi instantáneamente.

De cada fármaco barbitúrico se administra una dosis supuestamente letal, una acción redundante encaminada a asegurar una muerte rápida y humana. Sin embargo, algunos testigos informan que los ajusticiados sufrieron fuertes convulsiones mientras intentaban sentarse durante el proceso, lo cual sugiere que el cóctel no siempre es completamente efectivo.

La razón, comenta Leonida Koniaris, de la Escuela de Medicina Miller de la Universidad de Miami, es una dosis insuficiente de tiopental. Koniaris y sus colegas analizaron 41 ejecuciones por inyección letal en Carolina del Norte y California, y compararon las dosis de anestesia para conocer sus efectos en modelos animales, tales como cerdos. Como se usa la misma dosis de tiopental independientemente del peso corporal, la anestesia administrada a los ejecutados de gran peso podría ser inadecuada, según sus conclusiones.

“Creo que en una buena fracción de las ejecuciones, es posible que los reos no pierdan la consciencia”, comenta Kionaris. Ese nivel de consciencia podría hacerles sentir la asfixia cuando los pulmones se paralizan, y el dolor y quemazón producidos por la inyección de cloruro de potasio. No obstante, el efecto del paralizante, podría hacer que no se apreciasen signos externos de dolor

Para Barbero (1985:141) si la dosis de droga introducida es elevada no hay peligro de fracaso y el reo no siente nada, salvo la picadura de una aguja.

La primera inyección letal aplicada en los Estados Unidos fue el 7 de diciembre de 1982, por medio de una inyección intravenosa de tiopental sódico, que acabó con la vida de un condenado de raza negra de nombre Charles Brooks, quién fue sentenciado por el asesinato de un vendedor de vehículos.

En la actualidad seis estados norteamericanos aplican este tipo de ejecución: Idaho, Nuevo México, Oklahoma, Washington, Massachussets y Texas.

En Panamá se ha suscitado un interesante debate sobre la pena de muerte, a raíz de las declaraciones del Presidente durante el sepelio de Daniel Carrizo Jimenéz, joven de escasos 19 años brutalmente asesinado por los delincuentes (ver artículo relacionado LAS PAILAS DEL INFIERNO: PENA DE MUERTE http://recursossinlimites.blogspot.com/).

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