Con diciembre viene la locura del tráfico imposible, los insultos producto de la exasperación colectiva en la calle, las compras aceleradas para los regalos de los niños, en fin, una increíble y loca explosión comercial, todo el mundo es presa del apuro y la corredera del "rush hour" decembrino. En pleno 24 cocinamos manjares de los dioses todo el día para el tiempo especial a las 12 a.m.
Cuando llega, es el tiempo de los niños, todos nos saludamos y nos deseamos "feliz navidad", es como 30 minutos de compartir mas los fuegos artificiales y bombitas lanzados por doquier, pasada la euforia de ese momento tierno, después que abrieron cada uno se regalo, los niños a dormir y empieza la fiesta para nosotros los adultos, a divertirse se ha dicho y obviamente el licor no puede faltar. Luego sin querer queriendo, le dedicamos el resto de la noche a Baco, noche buena de ponchera.
Parece que nadie se percata del gran ausente de la fiesta: Jesús. Mientras otros prefieren echarles la culpa a los comerciantes o al señor Claus, no es difícil determinar cuando perdimos el verdadero significado de la navidad. Navidad es natividad, navidad es nacimiento, navidad es Jesús naciendo en un nuevo corazón, en cada ser humano, navidad es Cristo viviendo en ti.
Aunque son pocos los que no creen y otros que se esfuerzan en negarlo rotundamente, hay otros que decimos que creemos, no obstante lo negamos con nuestros hechos, con nuestras acciones o con nuestro carácter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario