domingo, 16 de agosto de 2009

TRAS LAS HUELLAS DEL VOODOO EN EL BLUES

La película Skeleton Key (La Llave Maestra) con Kate Hudson, es lo más cercano para ilustrar lo unidos que estaban estos maestros del blues (bluesmen) con las artes o prácticas mágicas como el Voodoo y el Hoodoo.

Hay serias diferencias entre ambas prácticas, pero ambas proceden de la misma raíz africana, en otra ocasión me referiré a ellas. Baste decir que en esta película se percibe como elemento central los encantamientos con frases repetitivas que provienen de discos de acetato. Son canciones del blues, una de ellas identificadas con cierto maestro brujo o “roots doctor” llamado Papa Justify, con la tonada “Conjure of Sacrifice”. Por cierto esto es lo más espantoso de la cinta.

Al estudiar esto como fenómeno sociológico, sobre todo en el delta del rio en la Louisiana, nos damos cuenta que Skeleton Key no esta tan lejos de la realidad. Robert Johnson el poseído por el diablo, quién supuestamente le dio sus habilidades en el canto y en la guitarra, era solo un pequeño detalle.

Hay una unión intrínseca entre el blues y estos encantamientos diríamos, satánicos. No estoy hablando de las pendejadas que hablan algunos neófitos, de tocar los discos al revés y “mensajes subliminales”. Si vamos a hablar del diablo, por favor, no hablemos tonterías, es un tema serio.

Estoy poniendo “play” normal a un CD, recopilación en una edición del año 2007, llamado “Voodoo Blues -Hoodoo & Magical Practices”. Mojo es el nombre para este tipo de Blues, también llamado Voodoo Blues o Blues Hoodoo. La distinción entre géneros de blues es reciente, en su momento (entre 1910 y 1950) no existía otro, solo blues.

Con solo examinar los títulos de las canciones y los nombres de los bluesmen te das cuenta que no es relajo. Si quieres haz la prueba y busca las letras de las canciones en internet, ahora puedes conseguir casi cualquier cosa (http://www.luckymojo.com/blues.html).

Encantamientos, gatos negros, conjuros, serpientes, brujas y brujos, preparaciones y polvos, resguardos y amuletos, nada extraño para nosotros habitantes del Atlántico, no nos es difícil entender la cultura de esta región y la idiosincrasia de sus habitantes durante aquellos tiempos, hasta es motivo para otros artículos.

Canciones como “Hoodoo Lady Blues” de Arthur Crudup, es parte de esta selección, Sonny Boy Williamson con “Hoodoo Hoodoo” por ejemplo, también “Two Faces Woman” de Curley Weaver, “Black Cat Bone” de Sam “Lightnin” Hopkins y Doctor Clayton con “Root Doctor Blues”.

Hay una veintena de canciones en este solo disco, pero hay miles grabadas más o menos, entre 1910 y 1950. No es extraño entonces, que el blues, al igual que estas prácticas mágicas, de la Luisiana se fue extendiendo a lo largo y ancho del Mississippi como reguero de pólvora, entre la pobreza y la marginalidad a que estaban sometidos los afroamericanos.

Sociológicamente, claro que en el proceso antropológico-cultural de sedimentación de las memorias, el voodoo (como práctica religiosa), el blues (música folklórica) y el creole (idioma), se fusionaron en una amalgama que crea la identidad de ese pueblo y al mismo tiempo cada una de ellas es expresión del mismo, adquiriendo esas comunidades rurales afroamericanas, un sentido de pertenencia.

En otro análisis, ante Dios, podemos hacer lo que queramos, pero no nos extrañe en algún momento, un gran juicio como “Katrina”. Lo demás es historia (Lea artículo relacionado "MAL PAGA EL DIABLO A QUIÉN BIEN LE SIRVE" en http://recursossinlimites.blogspot.com/).

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