jueves, 25 de junio de 2009

PARECE QUE YA NO HAY HOMBRES ASÍ

Al escuchar acerca de las protestas en Irán por la reelección fraudulenta de Mamhoud Amanideyhad o cuando pensamos en la pretendida “nueva” reelección del colombiano Álvaro Uribe nos remontamos a la historia de cuando existían prohombres casi míticos cuya única misión era salvar al pueblo de sus enemigos y reestablecido el orden devolvían al pueblo un poder que muy intrínseco en su carácter, sabían que no les correspondía.

Lucio Quincio Cincinato fue elegido cónsul de Roma en el 460 a.c. En el tiempo en que Roma estaba envuelta en las luchas entre patricios y plebeyos, Cincinato ejerció este cargo, luego de dos años de haber culminado su consulado, cuando el ejército romano del cónsul Minucio se encontraba cercado por los ecuos y los volscos, el mismo pueblo de Roma exigió el nombramiento de un Dictador.

No era de extrañar que el principal candidato fuera Cincinato, quien a causa de sus virtudes y de una inteligencia fuera de lo normal, era valorado por toda la ciudadanía. Cuenta la leyenda que Lucio Quincio recibió a la delegación del Senado que le llevo la noticia de su nombramiento como Dictador mientras como cualquier jornalero, estaba arando sus propias tierras a orillas del Tíber.

La misión encomendada a Lucio Quincio era salvar al ejército cercado en los alrededores del monte Algido. No solo consiguió organizar a otro ejército sino que derroto al enemigo en tan sólo dieciséis días.

Demás esta decir que fue recibido en Roma con vítores y honores, donde se acostumbraba a desfilar precedido de los despojos de la victoria. Para sorpresa de todos, Lucio Quincio renunció a la Dictadura y a sus poderes que le habían sido conferidos por seis meses. Luego se negó a recibir cualquier honor o cualquier tipo de recompensa y regresó a su trabajo con sus jornaleros en el campo.

Lucio Quincio Cincinato fue un histórico general y político romano (aprox. 519 a.c. - 430 a.c.) que después seria mitificado. Algunos autores como Catón el Viejo lo describían como un modelo de hombre en el que se encarnaban todos los valores del ser humano como la honestidad, la integridad, rectitud y otros que los romanos distinguían como la frugalidad rústica, el patriotismo y la falta de ambición personal.

Es conocido que el nombre de la ciudad norteamericana de Cincinnati en Ohio, derivo su nombre de Cincinato, inspirada en el carácter de este hombre y en honor a la sociedad de los "cincinatos", ya que George Washington, el prócer norteamericano, era considerado por esta sociedad un “cincinato”.

Parece que en nuestro mundo, ya no existen hombres así. Hombres que no amen el poder por el poder, ni las posesiones per sé, sino el servir a su pueblo en el altar de la patria.

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